La esperada lluvia
Ha hecho su aparición. Las ganas que teníamos de ver como se nublaba el cielo y rompía a llover a cántaros.
Caía con tal fuerza que los paraguas de poco han servido. Y esas botas o zapatos de invierno, no cumplían su papel pues nadie les ha enseñado a navegar.
De vuelta a casa toca poner los calcetines encima del radiador y de haberlo previsto hubiera sido mejor calzarse las katiuskas antes de salir.
¡Bienvenida lluvia!