Naturaleza

¡Qué ganas tenía de hacer este recorrido!
Llevaba años pensando en realizar este recorrido que siempre se me antojó de ensueño. Visitar los puertos marítimos de la Costa de Euskadi se había convertido en un imperativo que he tardado algunos decenios en llevarlo a cabo.

50 años atrás.
Hace ya cinco decenios largos decidí embarcarme para reunir algunas pesetillas que me ayudaran a llevar una vida menos austera (aún así siguió siendo de enormes estrecheces) como estudiante en Madrid.

El caladero de El Gran Sol.
Empujado por un sesgo o ramalazo aventurero me enrolé por primera vez con 23 años en el pesquero «Ignacio de Loyola» como marinero, un barco de pesca en busca de las apreciadas merluzas y calamares en el caladero Gran Sol situado en el Atlántico Norte al oeste de las islas británicas. 

Mi curriculum marinero.
Faené en los barcos pesqueros «Ignacio de Loyola» y el «B. Alonso» con base en Pasajes y en el buque de mercancias entre Europa y América «Cabo Santa Paula» de la Cia. Ybarra, en Barcelona.

Pasaia, el histórico puerto ballenero.
El puerto de Pasaia (Pasajes, Guipúzcoa) fue el punto de partida de las agotadoras jornadas de trabajo y largas noches de insomnio en los catres del angosto dormitorio que compartíamos los marineros siempre acompañados por el constante y mecánico ruido de los motores de la embarcación que dejaron en mi, a pesar de todo, una huella y querencia por las cosas de la mar.

Cincuenta años después de mi primera salida por la bocana del estrecho puerto de Pasajes, he vuelto a Pasaia a reencontrarme con una de las facetas de mi vida y recorrer los puertos pesqueros de Guipúzcoa en busca de la esencia del mundo «arrantzale» (el de los marineros pescadores).

Seguiré desgranando más adelante esta experiencia marinera.
En cada lugar he encontrado algunas respuestas inesperadas, otras más comunes que iré desgranando en próximas «Microhistorias imperfectas».