¿Qué es ese manto verde entre olivos?
La amenaza del cambio climático.
Iba yo conduciendo mi furgo dándole vueltas al tema de la sequía. Días atrás había documentado el enorme descenso del nivel de agua de los embalses La Viñuela y el de Iznájar y de pronto observé a mi izquierda como compensación a mi desesperanza ese verde casi imposlbe en un olivar.
El olivar de secano tiene que cambiar.
Todo español nacido en España o los que se hayan criado en ella habrán tenido a tiro de piedra algún olivar y estoy seguro que nuestra retina conserva recuerdos de olivos en terreno de secano. Los mejor cuidados no presentaban ni pizca de yerva, todo era una tierra marrón polvorienta llena de piedras y cascajos. Esa ha sido mi foto fija de cómo debe o debería ser un productivo olivar, siempre en secano.Pues en esa vuelta de la carretera se me desplomó haciéndose añicos la foto fija que conservaba a buen recaudo cerebral desde mi más tierna edad..
¡Un olivar sin labrar¡ Pero algo me llamó la atención.
Un campo de olivos y nadie corta la yerba ni labra la tierra. Paré en seco, aparqué medio mal y rápidamente me hice varias tomas de la insólita imagen.
Una vez llegado a casa comencé a darle vueltas al asunto que tanto me llamó la atención.
No tardé mucho tiempo, a penas unos cuantos clics en Google para que aparecieran en la pantalla las más variopintas explicaciones sobre lo que yo vendría a aprender de tan fanástico olivar. No me digas que no se asemeja a un placentero jardín.
Claro, todo va acomodándose pieza a pieza en este inmenso y casi irresolubre laberinto
Olivos en un campo de secano labrado.
Una casi insignificante pieza en un inmenso rompecabezas.
Algunos, y no pocos olivareros alzan su voz ante la involuntaria y desoladora decisión de tener que ir talando los olivos por falta de agua. Otros sostienen que si se optara por una manerea racional del uso de los recursos hídricos, se podría paliar en gran medida este inmenso problema.
Una insignificante pero gran pieza.
Aquí es donde la «pieza» del verde olivar de la fotografía cumple un papel protagonista.
Hay agricultores que aún siendo minoría, optan por este tipo de labranza creando una cubierta vegetal introduciendo variedad florística que favorece la biodiversidad.
Además en estos tiempos de convulsas precipitaciones, cuando las hay; los terrenos con especies herbáceas autóctonas absorven el agua de lluvia y además evitan las correntías y la formación de cárcavas en el terreno con el consiguiente arrastre de las capas más orgánicas del lugar.
La tradición y costumbres pesan mucho.
Hay agricultores que de momento no abrazan esta forma de labrar los olivares. Sostienen que mantener esas capas herváceas les supondría más trabajo y más costos. Lo cierto es que labrar todo el terreno, dejarlos desnudos y tratarlos con hervicidas la cuenta de resultado se ve mermada.
La variedad florística ayudará a una mejor gestión del olivar.
El secreto está en la introducción de variabilidad florística favoreciendo la
diversidad. Esta tiene que ser compatible con el olivo al tener ciclos
cortos que florecen y marchitan antes de que lo haga el propio olivo.
Los más concienciados saben que la biodiversidad de sus explotaciones entran ya en la cuenta de resultados.
Plantación de olivar intensivo.
El gran protagonista de nuestra Microhistoria
EXIF: Hasselblad X1D II 50C. Objetivo XCD 3,5/45.