El azar
No es producto del azar que haya decidido llevar conmigo una cámara fotográfica vaya donde vaya independientemente de la hora del día.
Es una decisión meditada con un propósito bien determinado. Es estar listo para cuando el azar te reclame.
Es una actitud a la postre pasiva. Uno es parte del decorado, del devenir y flujo de la ciudad. Un ser anónimo que observa los latidos y pulsos de la urbe y que sin quererlo también a buen seguro será observado.
Las fotos que te presento encarnan muy bien esa dicotomía. Observar y ser observado. Nadie pasa desapercibido.
El azar me ha llevado sin querer al 48 de la madrileña Fuencarral lugar en el que decido darle una oportunidad. Y ahí semi oculto entre apresurados viandantes elijo el marco, el lienzo de mi serie. Paciente espero a que vayan apareciendo los consecutivos personajes de mi acción. Y él, muy generoso me va ofreciendo los protagonistas de mi acción fotográfica.