En la costa malagueña a estas alturas del año el sol empieza a calentar y las solitarias playas van recobrando su pulso habitual. Los chiringuitos que jalonan en gran número toda la costa este de la bahía de Málaga incorporan el bullicio de la preparación de las terrazas con el trasiego de mesas, sillas, toldos y parasoles. Todo tiene que estar listo para atender al cliente que seguro no dejará de pedir unos platos tan típicos, (voy a nombrar dos entre muchos) como son unos exquisitos espetos de sardinas o las extraordinarias conchas finas .
Pero dos horas antes al jaleo al que me acabo de referir, a eso de las nueve de la mañana aprovechando la fresca y la tibia brisa marinera el ajetreo en las zonas de varada era otro muy diferente. Un grupo de aficionadas al remo y a la competición en regatas atraían mi atención por el esfuerzo que ejercían sobre una Jábega que se resistía a moverse de su lugar de varada.
La barca tenía que deslizarse sobre unas traviesas hasta la orilla del mar gracias a los unísonos empellones y cierto bamboleo sobre la quilla.
El trabajo en equipo y no sin cierta pericia, consiguen mover la embarcación de unos 750 kg hasta la zona de rebalaje. Es hora de colocarse cada una en su lugar y distribuir los 8 remos que normalmente llevan estas embarcaciones junto a un octavo, más largo y que va en popa a modo de timón.
¡Hay que entrenar y estar preparadas, con la llegada del verano va asociada la época de regatas y competición!
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EXIF: Canon EOS 5DsR.