Una infancia feliz.
Félix llegó al Monasterio de Irantzu en pantalón corto con el bagaje propio de una infancia que a buen seguro fue feliz.
Murieta, su pueblo natal, como otros muchos pueblos de Valdega en Navarra con sus 400 vecinos fue y sigue siendo lugar óptimo para el buen desarrollo de la chiquillería del pueblo. Tenía todo lo que un niño puede desear: iglesia, frontón, río, puente, escuela, campo para jugar al fútbol, mucha naturaleza, amigos y su casa familiar.
Quiso dominar al indomable río construyendo pequeños diques con los cantos rodados que encontraba en su fondo. En las calurosas tardes de verano jugó a ser más rápido que las veloces zarrandillas que ante su sorpresiva presencia emprendían presurosas la huída escondiéndose entre las rendijas de las tapias que con impertérrita solidez defendían del extraño las frutas y verduras que crecían tras sus muros de piedra.
Época de estudio y recogimiento.
Quedó atónito cuando a la vuelta de la última y angosta curva se presentó ante él la imponente construcción pétrea del Monasterio Cisterciense de Irantzu a las afueras de Abárzuza, a penas a 18 kms de distancia del lugar que le vio nacer. Los Clérigos Teatinos se habían hecho cargo de él en 1942 después de 103 años de abandono como consecuencia de la desamortización de Mendizábal.
Allí pasaría gran parte de su adolescencia y posterior etapa hasta que se ordenara como religioso Teatino.
En las vacaciones de verano, volvía a su pueblo en el que desarrolló verdaderas dotes de buen pelotari y esforzado ciclista.
Fue destinado a una parroquia en el estado de Colorado, USA y entre otras muchas habilidades fue desarrollando su pasión por la fotografía y las artes plásticas.
«El jardín»
Hoy día, con 16 lustros a sus espaldas y como seglar ha vuelto a su pueblo natal. Muy cerca de él, en una estrecha franja de terreno heredado al pie de la carretera NA-132-A que llama «El Jardín» ha ido instalando toda una constelación de obras que podríamos considerarlas como arte efímero producto de su incansable búsqueda y pasión por dar rienda suelta a tu capacidad creativa.
Ahí quedan, a modo de perecedero museo decenas de obras expuestas al motorizado y apresurado espectador de este singular, inquieto y creativo murietense: Félix Mª López Casi.
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Exif: Canon EOS 5DsR. Sigma 35mm f/1.4 DG HSM Art.