Mundo animal

Farol do Cabo Sardão/Costa Vicentina/Alentejo.
Lo cierto es que mi desconocimiento de Portugal a nivel turístico era absoluto (ahora un poco menos). Así que eché un vistazo a algunas experiencias de «furgoneteros» que me ayudaron a captar algunos lugares que más me podrían interesar. No buscaba playas (soy más como las «Salmo trutta», de agua dulce, clara y fría), así que me decanté por impresionantes acantilados y farallones que gracias a los mencionados descubrí que justamente estaban situados en la Costa Vicentina.

Mirando en Google me decanté por el Cabo Sardão y al llegar comprobé que la elección había sida estupenda.

Impresionantes murallas esculpidas por la mar.
Di con los acantilados y comencé a tomar algunas fotos, pero lo que más me sorprendió fue que en los puntos más inimaginables, grupos de parejas de Cigüeña blanca habían establecido su aposento para la puesta y cría de los polluelos que estaban por venir (la puesta suele ser entre marzo y abril). Por lo visto, en esta primera semana de mayo el apareamiento aún no se había producido dado que los nidos andaban vacíos de huevos. Sí que me tocó ver algunos de ellos pero, desgraciadamente las fotos que tomé no cumplían los mínimos para ser editadas y enseñártelas (ni siquiera con ayuda de la IA he podido hacer un apaño).

Descubiertas las cigüeñas me alegraron la mañana.
Bien pues a lo que iba. El asombroso e inesperado descubrimiento fue justamente a lo que vengo refiriéndome. En ningún lugar del mundo se da el caso de que las Cigüeñas blancas aniden en acantilados semejantes como los que encontramos en la Ruta Vicentina. Así que tuve premio por partida doble: los farallones invitaban a tomar fotos de mil y un ángulos y las Cigüeñas pusieron la guinda al pastel.